La ciudadanía, dirán aquellos jóvenes dispuestos a trasnocharse, se consigue cuando llegas a la mayoría de edad, obteniendo su credencial para votar. Sin embargo, eso solo es una parte del proceso de vivirla.
De acuerdo con T.H. Marshall(1950) en su ensayo “Citizenchips and Social Class”,establece el tratamiento en conjunto de los derechos civiles, políticos y sociales como un estatuto social que determina el sentido de pertenencia a la comunidad nacional y favorece la participación en la vida social. Es este el punto de arranque donde el concepto se toma como proceso de “construcción social”, ligado a las dinámicas de democratización, puesto que no debemos dejar pasar por alto el desvanecimiento de las fronteras, precisamente por la creciente demanda y uso de los medios de comunicación en tiempo y hora real, la Internet y otros dispositivos móviles como el teléfono celular, parte de la globalización, entre otros fenómenos sociales, lo que conlleva a que el concepto tradicional de Ciudadanía no conserve tal sentido de pertenencia.
De acuerdo a estos planteamientos, la UNICEF sostiene que la ciudadanía dota a las personas de la capacidad de construir o transformar leyes y normas que ellas mismas quieren vivir, cumplir y proteger para la dignidad de todos.
Es cuestionable, puesto que contempla un ámbito objetivo y otro subjetivo: el primero es de orden externo, condiciones que garanticen un cumplimiento del derecho que le asiste a la persona, como lo legal, institucional y financiero. El ámbito subjetivo se refiere a la habilitación de la persona para ejercerlos. Por lo tanto, tenemos charla para rato, puesto que si a esto sumamos la necesidad de que para conocerlos, nuestros compatriotas deben desarrollar capacidades personales acordes al ejercicio y la protección de sus derechos, perdónenme la expresión “estamos fritos y fritas” (por aquello de la equidad de género), pues si no se han cumplido las metas de Los Objetivos del Milenio, en el que se suscribe enseñanza primaria universal para todos, mucho menos una educación cívica ética consolidada. Por ende no puedo hablar mucho de DEMOCRACIA, sin soltarme una carcajada como mi amiga Mafalda, porque dista mucho de cumplirse, con el debido respeto de lo que llaman IFE, como órgano regulador de la misma. Mucho menos de que exista un DESARROLLO, y como está muy denso el tema, en la próxima entrega continuamos…